Policías antidisturbios que en
sus tiempos libres son luchadores, marchantas de burbujas con una niña de meses
en los brazos en los vagones del metro, vendedores de amaranto que organizan peleas
clandestinas de perros, madres solteras que luchan en los mostradores de las tiendas
veinticuatro horas, doctores en ciencias sociales que están desempleados,
chicas rastafaris que hacen malabares en los cruces de los semáforos,
multifamiliares de la época del desarrollo estabilizador que hoy se caen por
trozos, clínicas saturadas, ardillas que se alimentan con restos de tortas de
milanesa, jardineras en vías de extinción, pirámides carcomidas por la lluvia ácida.
Eje Central, Unidad Nonoalco-Tlatelolco, México D.F.
Foto Martín Do.
Este es el D.F, el Distrito
Federal, dos mil doscientos veinticuatro metros de caos sobre el nivel del mar, distopía a lo Bradbury y a lo Orwell, sede del
tele gobierno. Por sus cuatrocientos noventa y cinco kilométros cuadrados de
superficie se extienden los parones en el metro, el saturadísimo metrobús y los
peseros atrapados en el tráfico. Bienvenidos
a la melancolía de lo que nunca pudimos ser, bienvenidos al lobby de la
postmodernidad, bienvenidos a defectuolandia.
Por Martín Do (Martín Cuitzeo Domínguez Núñez)
Metro de la Ciudad de México en movimiento.